Evolución, revolución, masturbación.


Hasta los limones, tan mal cortados en aquellas sonrisas, sabían que el éxito no iba a durar hasta que saliera el sol, así que aprovecharon las últimas horas de vida, y acicalándose en el baño del bar, se prometieron la una a la otra que nunca triunfarian en solitario.

Oscuro descenso a la cima.

El proceso ya era similar al conocido en los tugurios del París de la época como baile apache. El artista corre con el papel femenino: da patadas de afirmación en el suelo, grita desafiante unas veces y otras afecta indiferencia, resiste los avances de su perseguidor con absoluto desprecio... recibe su poquito de zarandeo y arrastre... da algunos chillidos para que la cosa no decaiga... y, finalmente con un grito agónico maravillosamente ambiguo, ¡dolor, éxtasis!... se entrega rendida... ¡Plas, plas, plas, plas!... ¡Es mi hombre!... Se encienden las luces y Todos, tout le monde, aplauden.

Septiembre nos odia.

El estribillo de este mes es; todo lo que no hay. ¿te ha gustado?, no?, da igual, como ya he dicho, este mes a nadie le importa, porque no hay.

Demasiado tarde para tener un Plan B.

Bonito agujero en el que esconder la droga – dijo Alicia mientras se inclinaba hacia el viaje psicotrópico siguiendo al escurridizo humo blanco.

De desencantados por la vida.

Llegó el día que nos reímos como gilipollas, lo habíamos intentado miles de veces, y ese día por fin después de tanto brillar, ya no nos quedaba tiempo para nada más.
El chico que no paraba de apostar nos dio las gracias por participar y se fue, era amigo del chico que todo el mundo echaba de menos, daba igual si no lo conocías, en el fondo todos sabíamos que era el chico que siempre quisiste como amigo. Nosotros nos fuimos, brillantes y contentos con toda nuestra buena suerte mezclada con el sabor a limón en las manos del camarero con perilla.



Me he confabulado con Satanás para realizar un viaje hecho polvo, lento y caro al infierno.

Elegía a todas las erecciones perdidas.

Sin duda, cada amanecer me muero. Pero eso no es cosa tuya. Mientras todos los demás (y últimamente hasta los de menos) se disfrazan de bacterias, parece que yo perdí mi disfraz o nací sin él. Dicen que no encuentro la diversión, yo les digo que es un edificio del centro, pero los capullos quieren indicaciones. Para qué? No sabrían utilizarla aunque les saltase a la cara como un perro rabioso. Como mucho bailan con ella un rato, o la miran de lejos, y ya creen que son los reyes del mambo. Mis zapatillas piensan lo contrario, y les da por gritarme que para qué las traigo, normal, yo también me cabrearía si me hicieran pisar toda esa mierda para nada, y en ese momento me doy cuenta de que, qué cojones, es que estamos jodidamente rodeados.

Sin duda, cada amanecer me muero, pero sonrío al saber que tú no me sobrevivirás.







No te enteras de una mierda, hoy en día ya nadie toca la guitarra, todos se tocan la polla.

Cortejando a la ruina.

Estoy más colgada que una cometa y más salida que un rebaño de ciervos. Ha sido un día hermoso que te cagas.

Bromeo mientras meo.

Muerde y arrastra el espíritu como un perro hambriento.
Me ha rozado la realidad y me ha dado asco.
Llevo horas muertas, leyendo palabras muertas, encima de árboles muertos, y yo ya he dejado de moverme hace un rato, que pedazo de mal rollo.
La insoportable levedad del ser a mi me pesa horriblemente sobre los brazos, las piernas, los hombros, la cabeza, los pies, las manos, la espalda, la tripa, las rodillas, los ojos, la nariz, y da igual cuantas vueltas dé en la cama.
Joder, que el plástico es útil, que nosotros no!
Se va. Y no vuelve.
Sabor a vacío en la boca, y mi cuchara llena de prisas que dejan de reírse en cuanto empiezo a masticar.
Que para tocar el suelo vamos todos a dos manos, y algunos solo han evolucionado para tomar un café.

Loprimeroqueharéseráloúltimoquerecuerdascuandotepreguntaalgúncapullo “¿porqué?”.

Baile Apache.

Él creía que si miraba a la gente como si supiera a qué había ido, los monstruos serían más amables y habría menos posibilidades de que alguno le preguntara porqué se había levantado esa mañana.

Se alegraba de no haber dormido esa noche, porque no necesitaba encontrar una razón para levantarse, solo una para no acostarse, y eso era treméndamente fácil. Había tantas razones para no acostarse, y eran todas suyas. Estaba dispuesto a deshacerse de todo lo demás, pero no de sus razones, pasó mucho tiempo conquistándolas una a una para metérselas en los bolsillos, demasiado como para repetirlo todo, era una de esas cosas que solo estaba dispuesto a hacer una vez, las cosas ya se repetían suficientes veces y su reloj ya tenía bastante con marcar las mismas horas una y otra vez.
Por eso siempre evitaba a la gente que le preguntaba por ellas, si no sabían de su existencia, no se las podrían robar.

Las que más le gustaban eran esas, las suyas, las razones para no acostarse, eran mucho más apetecibles que las razones para levantarse, siempre tan respetables y acusadoras, eran las que te señalaban con el dedo de la culpabilidad si apagabas el despertador, eran unas zorras. Las suyas no, las suyas eran divertidas, tranquilas, algunas psicotrópicas, otras comestibles, no tenían prisa, y él tampoco.

Se sentía horrorosamente orgulloso de sus razones, pero no le importaba en absoluto gastarlas cuando era necesario, y cuando no lo era también, no tenía miedo de repetirlas, ni le faltaban ganas de hacerlo, ni le daba pena tirárselas a las cara a los monstruos cuando no se portaban bien.

Y quiere que sepas, que si salió alguna vez contigo, siempre fue para hacer gilipolleces.

Curiosas Persecuciones.

¿Quién cojones es el hijo de perra que se queda el tiempo que perdemos? ¿Y dónde lo vende?, ¿hay un mercado negro de tiempo, alegría y todo lo que pueda masticar? ¿Se lo queda el que lo encuentra?, es más, si no lo encuentra nadie, ¿se pierde en la nada?

Un día hablando con un tal Capullo me contó que eso de que el tiempo es oro era todo mentira, que él se encontró una vez un maletín y solo le trajo problemas, cuando tienes demasiado tiempo, las cosas pasan mucho más rápido, el tiempo no mira por ti, le importa una mierda que no sepas correr a la velocidad de la luz, eso es solo problema tuyo, él corre, si le alcanzas, bien, si no, más te vale vigilar tu retaguardia en la segunda vuelta. Es así de simple. Te encuentra cuando menos te lo esperas, cuando menos o cuando más, eso da un poco igual, pero está ahí, cuando no estás ni tú, es una ramera despiadada, y te va a joder, quieras o no.