
Hasta los limones, tan mal cortados en aquellas sonrisas, sabían que el éxito no iba a durar hasta que saliera el sol, así que aprovecharon las últimas horas de vida, y acicalándose en el baño del bar, se prometieron la una a la otra que nunca triunfarian en solitario.
Qué asco, me parece una puta lista de torturas insufribles para cientos de animales inocentes.
ResponderEliminarPero bien que te comes las rufles jamón jamón...
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