Bromeo mientras meo.

Muerde y arrastra el espíritu como un perro hambriento.
Me ha rozado la realidad y me ha dado asco.
Llevo horas muertas, leyendo palabras muertas, encima de árboles muertos, y yo ya he dejado de moverme hace un rato, que pedazo de mal rollo.
La insoportable levedad del ser a mi me pesa horriblemente sobre los brazos, las piernas, los hombros, la cabeza, los pies, las manos, la espalda, la tripa, las rodillas, los ojos, la nariz, y da igual cuantas vueltas dé en la cama.
Joder, que el plástico es útil, que nosotros no!
Se va. Y no vuelve.
Sabor a vacío en la boca, y mi cuchara llena de prisas que dejan de reírse en cuanto empiezo a masticar.
Que para tocar el suelo vamos todos a dos manos, y algunos solo han evolucionado para tomar un café.

Loprimeroqueharéseráloúltimoquerecuerdascuandotepreguntaalgúncapullo “¿porqué?”.