A veces la gente no tiene corazón.

El chico hacía malabares con la escopeta en los pies como si se encendiese un porro y tuviese que apartar el aire porque estaba convencido de que precisamente esa muestra de thc merecía arder en el infierno.
Los malabares los hacía con lo de dentro, no con las manos, pero colocaban tanto como el porro y tenían más gas que su mechero, la escopeta era de broma, pero te hacía BANG de verdad cuando era necesario, solo por si los malabares se descontrolaban y había que dejar de liarse a besos y empezar a liarse a tiros.

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